Historia No. 2: Sophie y la almohada fría (Parte 1)
Sophie bajó del avión proveniente de Ecuador con una vida menos. Había dejado todo –una vez más-, tenía un novio menos, un trabajo menos, un departamento menos, un grupo de amigos menos; a Sophie le costaba hacer amigos. Su historia se reproducía desde otro inicio, para ser parte de una odisea laboral nueva. Pero su historia no empieza allí, tampoco empieza en su nacimiento. Su historia empieza en una cama, en la provincia francesa de Loraine. Sophie acababa de tener la noche más intensa de su magnifica juventud, como la noche anterior, y las noches previas a esa. La luz que se colaba por las persianas verticales resplandecía como una llama fosforescente sobre el piso de parquet del departamento; la luz le hacía sentir exitación, le parecía el momento adecuado para decírselo. Se volvió hacia su novio Claude, quien la miraba con una expresión de satisfacción y dulzura y le dijo: “Amor, me han ofrecido el trabajo del que te hablé, allá en Venezuela, es la oportunidad perfecta de ascender en mi carrera y adquirir experiencia, tú y yo podemos empezar de nuevo juntos.” Claude dejó de sonreír, su miraba se perdió entre el humo del incienso y separó sus labios para decir: “Sophie, no es el momento para decidir que es hora de empezar de nuevo. Tú y yo somos jóvenes, dejémoslo así.” El silencio se prolongó hasta la madrugada, cuando Claude se levantó semidesnudo para ir al baño y Sophie lloró apagadamente. Dos semanas después estaba en el primer avión internacional de su vida rumbo al nuevo continente.
Sophie fue al baño del avión cinco veces y no para eliminar excedentes. Cada vez salía más triste y más arreglada. Su vida no quedaría destrozada por una pérdida tan banal. Los novios vienen y se van, lo que importa es una misma, se dijo a sí misma escépticamente antes de salir del reducido camerino personal para abrocharse el cinturón en su asiento e iniciar al descenso. Bajó del avión con decisión y una amnesia autoimpuesta. Unos días después comenzaba su nuevo empleo en el instituto de francés.
Sophie no tuvo amigos por un tiempo. Mantuvo conocidos, los cuales eran vagamente sus compañeros de trabajos, franceses todos, ella no se juntaba con latinos. Algo tenía ese país, como todos los limítrofes, que le hacía sentir agotamiento moral. Era la pérdida de identidad o la falta de educación sin un modelo europeo lo que le causaba rechazo. ¿Cómo puede haber una sociedad que no imite a los antiguos y desarrollados franceses? A Sophie le gustaba divagar con sus “amigos” sobre estos temas, alucinando sobre política venezolana y planteando reformas muy adecuadas para su país.
Sophie pronto dejó su lugar en ese mundo, para trasladarse a otro muy cercano. Dejó su vida nuevamente, pero nadie la extraño esta vez. Bueno, ¿quién la extrañó antes? Sus padres, su hermano, sus amigas, acaso su ex novio.
Continuará…
Sophie fue al baño del avión cinco veces y no para eliminar excedentes. Cada vez salía más triste y más arreglada. Su vida no quedaría destrozada por una pérdida tan banal. Los novios vienen y se van, lo que importa es una misma, se dijo a sí misma escépticamente antes de salir del reducido camerino personal para abrocharse el cinturón en su asiento e iniciar al descenso. Bajó del avión con decisión y una amnesia autoimpuesta. Unos días después comenzaba su nuevo empleo en el instituto de francés.
Sophie no tuvo amigos por un tiempo. Mantuvo conocidos, los cuales eran vagamente sus compañeros de trabajos, franceses todos, ella no se juntaba con latinos. Algo tenía ese país, como todos los limítrofes, que le hacía sentir agotamiento moral. Era la pérdida de identidad o la falta de educación sin un modelo europeo lo que le causaba rechazo. ¿Cómo puede haber una sociedad que no imite a los antiguos y desarrollados franceses? A Sophie le gustaba divagar con sus “amigos” sobre estos temas, alucinando sobre política venezolana y planteando reformas muy adecuadas para su país.
Sophie pronto dejó su lugar en ese mundo, para trasladarse a otro muy cercano. Dejó su vida nuevamente, pero nadie la extraño esta vez. Bueno, ¿quién la extrañó antes? Sus padres, su hermano, sus amigas, acaso su ex novio.
Continuará…